El pasado 29 de marzo parecía ser la fecha determinante para obtener una respuesta sobre el Brexit. No obstante, después de una semana, la salida de Reino Unido de la Unión Europea sigue siendo un misterio. Existe una gran incertidumbre sobre los acontecimientos que podrían tener lugar en las próximas semanas; ¿habrá elecciones?, ¿se irá Reino Unido finalmente de la UE o se anulará el Brexit?, ¿habrá un nuevo Gobierno? Son algunas de las cuestiones que se hacen miles de personas.
Este “retraso” se debe a la petición que realizó la primera ministra, Theresa May, al Consejo Europeo con el fin de establecer una prórroga que evitase una salida caótica de la Unión puesto que el Parlamento Británico se ha negado en tres ocasiones a ratificar el acuerdo para la salida ordenada firmado por la ministra. Por tanto, el Brexit queda aplazado temporalmente, de forma aparente hasta el 12 de abril – fecha en la que debía abandonar la Unión sin acuerdo – o el 22 de mayo, antes de las elecciones europeas, con el acuerdo que no se ha podido ratificar.
Sin embargo, May ha propuesto una extensión hasta el 30 de junio, lo cual supondría para Reino Unido la participación en las elecciones europeas, que tendrían lugar allí el próximo 23 de mayo mientras que en España se celebrarán el 26, junto a las municipales. La UE podría rechazar esta petición de la ministra y expulsar a Reino Unido el citado 12 de abril, aunque lo más probable es que imponga una prórroga de al menos un año con la finalidad de que el Parlamento británico tome una decisión de una vez por todas y así evitar la celebración continua de prórrogas para el Brexit cada dos semanas.
Teniendo en cuenta esta situación a la que nos enfrentamos, uno de los sectores que más se ha visto afectado por dicha situación es el del transporte. Esto se debe a que en el caso de que no se consiga llegar a un acuerdo con Reino Unido sobre su salida de la UE, supondrá la necesidad de establecer un marco regulatorio y administrativo para poder continuar con las relaciones comerciales y de tránsito que se llevan a cabo entre España y Reino Unido.
Ya a principios de año, tuvo lugar un acontecimiento que reflejaba la situación a la que podríamos hacer frente. Se trataba de un atasco kilométrico ocasionado por una hilera formada de camiones que circulaban hacia el aeropuerto de la localidad de Manston, Reino Unido. Ésta era una de las vías principales de entrada y salida de mercancías entre la isla y el continente europeo. Dicha situación solo formó parte de un simulacro organizado por el Gobierno de la ministra May en el que fueron convocados unos 150 camiones, aproximadamente, aunque al final solo se presentaron 90 de ellos, lo que puede darnos una idea de lo que quizás esté por venir en Gran Bretaña.
Solo el hecho de que, pasados los dos años con los que contaba Reino Unido para negociar su salida de la Unión, el Gobierno del citado país haya realizado un simulacro de lo que puede acontecer en lo referido al transporte, nos da una idea de lo importante que resulta este sector en un momento tan significativo para la UE y, más aún, para Reino Unido.
Ante esta situación, la mayoría de empresas de transporte en España que realizan operaciones comerciales con carácter internacional están pidiendo al Ministerio de Fomento autorizaciones del contingente CEMT, puesto que estas autorizaciones son las únicas que se aceptarán para acceder a Reino Unido en el supuesto caso de su separación.
Respecto a estas autorizaciones, España tiene otorgado un límite para la aprobación de este tipo de concesiones bilaterales –un máximo de 800 al año-. Por ello, el Ministerio de Fomento ha establecido para el presente año un procedimiento por el que se realiza una consulta previa del número de autorizaciones que se solicitan para proceder a analizarlas y finalmente decidir la cantidad de concesiones que se otorgarán.
Por otra parte, la Comisión Europea ha comenzado los trámites para la elaboración de un reglamento europeo en el que se establezca una regulación común de manera temporal para asegurar la conexión básica del transporte de mercancías entre la UE y Reino Unido durante 2019 cuya aprobación y conformidad de dicho país deberá realizarse rápidamente.
La incertidumbre existente en el sector viene provocada por la escasez de información fiable sobre los posibles efectos que tendrá la salida del Reino Unido de la UE. Esto no hace más que generar confusión en diversos ámbitos y, más concretamente, en el transporte de mercancías por carretera.
La Comisión Europea ha revelado datos que indican que Reino Unido es el tercer mercado de mayor importancia para la economía española, concretamente para los sectores dedicados a la alimentación, aeronáutica y automoción. Debido a ello, la Comisión aconseja el uso de medidas tanto administrativas como legislativas que garanticen un menor daño en las relaciones mantenidas entre ambos países. Los aspectos a los que dicha Comisión presta especial atención referidos al transporte son los servicios de transporte aéreo, el transporte por carretera y las aduanas.
El transporte por carretera es uno de los sectores que más se han visto afectados por el Brexit puesto que a partir de la fecha en que el Reino Unido salga de la UE, los derechos de acceso para los transportistas a este mercado quedarán limitados y, por tanto, se reducirá notablemente el tráfico que tiene lugar a diario entre ambos.
Además, a partir de ese momento, las mercancías introducidas en la Unión que procedan de Reino Unido serán entendidas como importaciones y viceversa. Esto quiere decir que dichas mercancías quedarían sujetas a los impuestos que procedan en cada caso, así como al Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), además de la obligación de presentar las declaraciones aduaneras para el despacho de la mercancía a las autoridades pertinentes y el posible control al que puede estar sometida la misma.
El plan de contingencia establecido por algunos países miembros de la Unión dispone de un apartado especial dedicado a este modo de transporte. Este apartado dispone, de acuerdo con lo concretado con la Comisión, la permisión durante un periodo de nueve meses de transportar mercancías desde la UE con destino a los operadores residentes en Reino Unido. En este sentido, éste último también tendrá la capacidad de realizar la misma operación en sentido contrario siempre que se respeten las condiciones de competencia equitativas establecidas para ello.
Suponiendo que no se llegase a un acuerdo para la salida de Reino Unido, a partir de la fecha de partida la licencia comunitaria para el transporte por carretera dejaría de tener validez, pasando a reservarse los derechos de acceso al mercado existente entre ambos territorios. Estos permisos serán ofrecidos por la Conferencia Europea de Ministros de Transportes(CEMT), lo que supondría en su caso una reducción importante de la cantidad de transporte de mercancías que tienen lugar actualmente entre Reino Unido y la UE.
La salida de Reino Unido de la UE mediante el Brexit ha traído consecuencias que influyen de manera significativa en el transporte de mercancías por carretera. Entre las más destacadas se encuentra el endurecimiento de los requisitos aduaneros a la hora de realizar transportes con Reino Unido. Además también se han implantado medidas más duras en cuanto a la circulación de vehículos de mercancías.
Según un estudio realizado por la empresa Wtransnet "la devaluación de la libra esterlina y la pérdida de poder adquisitivo de los británicos vaticinan una disminución de los flujos de mercancías entre el continente y las islas".
No obstante, según su estudio se refleja que el Brexit aún no ha afectado a las transacciones comerciales.
A través de los datos que se exponen en el estudio podemos observar que existe una cima de ofertas en cargas de exportaciones e importaciones desde septiembre hasta los pasados meses de enero y febrero. Sin embargo, existen aspectos que podrían verse afectados como la regulación del cabotaje y las normativas respectivas a los trabajadores que se desplacen hasta dicho país.
Por tanto, aunque la situación se mantiene sin grandes cambios por el momento, está claro que se avecinan meses de duras negociaciones en las que se determinará el futuro del sector del transporte en este país y, en general, del comercio internacional y la economía europea.
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