Transporte internacional y exportaciones eficientes

España consolida su balanza comercial con los grandes resultados de sus exportaciones. La importancia de hacerlo en una economía global tiene más sentido que nunca para reforzar la presencia inversora en los mercados internacionales. Para ello, hay que seguir una serie de pautas en transporte internacional de mercancías para agilizar el proceso.

En primer lugar, conviene realizar un estudio de mercado que responda a una pregunta esencial: ¿existe suficiente cuota para penetrar en el mercado y que las transacciones sean rentables? El estudio de mercado valorará los riesgos, así como el volumen de público objetivo y la demanda que se puede generar.

Una vez están clarificadas las pesquisas previas, cuando una compañía se dispone a exportar tiene que valorar la subpartida arancelaria, o sea, el gravamen que se aplica a la venta que se exporta. Se trata de un valor fundamental que hay que tener en cuenta a la hora de calcular los rendimientos futuros en el transporte terrestre, aéreo o marítimo.

Después, están los propios aranceles de aduanas que, en buena medida, implican cumplir con la legislación vigente en cada uno de los países (de origen y de destino). Así, antes de exportar hay que cosechar el beneplácito de los organismos oficiales que correspondan (IVIMA, Ministerio de Agricultura, Ingeominas…).

Con la exportación preparada, el siguiente escalón será contactar con una empresa de transporte mercancías para contratar los servicios de transporte internacional de carga y descarga en puertos marítimos y aeropuertos, si estas transcurren por mar o aire.

También hay que adquirir el acceso al sistema DIAN. Es la Administración de Aduanas quien la facilita, ya que es por ahí por donde transcurrirá la carga que se dispone a exportar. Exigirán, entre otros documentos, los vistos buenos (detallados anteriormente) o los certificados sanitarios.

Para culminar la transacción hay que concretar el sistema de pago entre los múltiples existentes.

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