La crisis del Mar Rojo: el impacto en la cadena de valor del gran consumo

La crisis del Mar Rojo, que se ha intensificado en los últimos meses, está teniendo un impacto significativo en la cadena de valor del gran consumo. Esta ruta mercantil, que acoge a cerca del 15% del comercio marítimo mundial y un 30% del volumen global de portacontenedores, es fundamental para el transporte de mercancías de numerosos sectores económicos, entre ellos el alimentario, el textil, el tecnológico y el de ferretería y bricolaje.

El conflicto entre Rusia y Ucrania ha obligado a las principales navieras del mundo a explorar rutas marítimas alternativas para evitar el área. La ruta más común por la que han optado es desviarse por el sur de África, lo que aumenta en cerca de 10 días la duración de la travesía. Este escenario está provocando un aumento significativo de los costes del transporte marítimo, que podrían triplicarse en los próximos meses.

Además, el conflicto también ha provocado que las compañías aseguradoras estén optando por multiplicar las primas a las empresas o incluso renunciar a asegurar la mercancía que transcurra por esta vía. Esto supone un nuevo riesgo para las empresas que operan en la zona, que se ven obligadas a asumir mayores costes o a encontrar alternativas para asegurar su carga.

El impacto de la crisis del Mar Rojo en la cadena de valor del gran consumo es ya palpable. Las empresas están empezando a sentir preocupación por el aumento de costes que están sufriendo, que podría repercutir en el precio final del producto. Además, las empresas están empezando a encontrar dificultades para el suministro de determinadas materias primas y productos acabados.

Para evitar posibles disrupciones de la cadena de suministro, las empresas que forman parte de la cadena de valor del gran consumo están tomando medidas preventivas, como adelantar sus compras de ciertos productos. Sin embargo, estas medidas no son suficientes para mitigar el impacto de la crisis, que podría prolongarse en el tiempo.

Las consecuencias de la crisis del Mar Rojo no se limitan al ámbito económico. El desvío de los mercantes por el sur de África también tiene un impacto medioambiental, ya que incrementa de forma notable las emisiones del transporte marítimo en la Unión Europea. Este hecho adquiere especial relevancia tras la entrada en vigor, este mes de enero, de los ETS (nuevo régimen de derechos de emisión) a los puertos europeos.

En conclusión, la crisis del Mar Rojo es un acontecimiento muy trascendente que afecta mucho a la cadena de valor del gran consumo. Las empresas del sector deben estar preparadas para afrontar los retos que esta crisis plantea, tanto en términos económicos como medioambientales.

¿Qué medidas pueden tomar las empresas para mitigar el impacto de la crisis?

Las empresas que forman parte de la cadena de valor del gran consumo pueden tomar una serie de medidas para mitigar el impacto de la crisis del Mar Rojo:

Reducir su dependencia de la ruta del Mar Rojo. Esto puede hacerse diversificando las fuentes de suministro, explorando nuevas rutas marítimas o utilizando otros modos de transporte, como el aéreo o el ferroviario.
Ajustar sus procesos de producción y distribución. Las empresas pueden buscar formas de reducir el consumo de materias primas y energía, o de optimizar sus procesos de transporte y almacenamiento.
Asegurar sus suministros. Las empresas pueden negociar contratos de suministro a largo plazo o contratar seguros que les protejan de los riesgos derivados de la crisis.

En última instancia, el impacto de la crisis del Mar Rojo dependerá de la duración y la intensidad del conflicto entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, es evidente que las empresas del sector del gran consumo deben prepararse para un escenario de incertidumbre y volatilidad en los próximos meses.